viernes, 9 de marzo de 2012
Los Enamorados...
LOS ENAMORADOS….
Hola Silvia, a veces algunas letras conspiran contra mis escritos causando demasiadas malas maneras de decir las cosas, de hecho renuncié a escribir para no decir malas cosas, mejor me ha funcionado quedar con las frases guardadas y desenfundarlas en el momento mas hiriente, porque son mi defensa, mi presuntuosa forma de recibir al que me hiere o siento que lo hace. pero mis sentimientos no están escapando de ninguna manera y se acumulan en el alma que nuevamente vuelve a ser vulnerable, es entonces, mi alma la que ha decidido salir para escribirte y decir muchas cosas….
Empezaría diciéndote que si el tiempo me diera espacio llenaría en miles de hojas tu tiempo y tu espacio con palabras hermosas. Pero seré breve esta vez pues no quiero asustarte con mi fineza para demostrarte que en el papel soy parlanchin y en la calle soy simplemente callado.
A veces parece que las circunstancias de cómo decidimos estar juntos entorpecen nuestra relación y que son los sueños los que desmeritan la realidad que juntos estamos viviendo. Es un compromiso muy grande el pensar que ya no estamos solos ni tu, ni yo, me da miedo sentir que de ti me enamoro cada despertar y cada beso a media noche, otra vez el miedo me aparta de disfrutar estos momentos tan especiales que estoy viviendo, diría que es el miedo el culpable de no progresar contigo, diría que es mi pena de enseñarte mi vida y mis costumbres, es mi vergüenza a que me veas como una vida desperdiciada, es mi angustia el mostrarte cada mañana esos ojos tristes que a diario me acompañan, diría que de nuevo las letras malvadas se quisieran apoderar de este escrito y manipularlo para convertirlo en una disculpa plena y eterna por no saber como se consigue que lo nuestro funcione, pero esta vez las detendré y me fortaleceré para decir mis cosas y no las suyas, decirte lo mio y no lo de ellas… decirte que estoy contigo porque te quiero y me da la gana de quererte.
Silvia, estamos acostumbrando a despedirnos de los viernes en jueves, cada viernes que se acerca nos separa y nos confunde, el sábado siempre es peor, el domingo descansamos de esos impulsos y agarramos vuelo para nuevamente recibir la semana, tengo una idea vaga del viernes… es que era mi mejor amigo, después el sábado le hacia compañía y nos sentábamos los tres , yo, viernes y sábado a exceder de los recursos, me volví adicto al fin de semana, creo que ellos también a mi. Para mi eso explica el porqué te acostaste hoy sola…. Pero al igual que el calculo de las maletas en nuestro viaje a Tampico, hay mucho que tenemos que aprender juntos y deberíamos empezar aprendiendo como somos nosotros mismos.
Sabes Silvia, me siento con derecho a comentarte que poco haz intentado conocerme, adentrarte a mis sentimientos, a buscar respuestas en mi cuerpo, en mis facciones, aunque lo respeto pues tienes en alguien mas en quien pensar, que es nuestro hijo, también tienes un punto a tu favor pues yo poco he dado pie para que me conozcas, solo abrí la puerta de lo que es mi casa, mi guarida y te dejé entrar en una situación material pero no sentimental, no fue por miedo, fue por tonto, por la tonta costumbre de evitar que me hagan daño, pero el daño me lo hago yo al no aprovechar esos brazos abiertos con los que desesperadamente me pides un abrazo.
Creo que por eso estoy aquí solo escribiendo, escribiéndote a ti y pensando en ti, porque quiero abrir mi corazón a lo que contigo venga, a perseguir una realidad y dejar el sueño en la almohada, tu eres mi realidad, mi sueño debe quedar entre que me duermo y ya no despierto.
No es fácil porque lo que yo pensaba era sencillo, es decir, el que tu llegaras y me dieras un beso casa mañana se ha vuelto un pasaje de una novela romántica que no es característica de tus encantos, el que hagamos el amor y me desprenda aburridamente de tus caricias es una inevitable muestra que soy egoísta y mal entendido, no mal intencionado Silvia, soy mal entendido. Tengo un vicio terrible que me sacude cada vez que lo recuerdo, es el pensar calladamente y no decir lo que pienso, tengo la maldita manía de jamás dejar de pensar, raras veces en mi existencia he dejado mi mente en blanco y a la gente se le ocurre entonces decirme que soy distraído, no es tanto eso, es que estoy drogándome con mis mismos pensamientos y me he mal viajado, me he ido, despejado. Verás que durante mi adolescencia y principios de juventud nunca necesité de nadie para ser feliz, inventé mis propios juegos, mis propias costumbres, prefería conquistar mis dominios que explorar… los conquisté pero me costaron gran parte de mi vida y a la postre no dieron frutos, dichas conquistas se quedaron años, muchos años atrás y apenas son visualizadas en vagos recuerdos que no incomodan a nadie mas que a mi mismo, loco entonces de nadie , de nada, de viejos momentos con quien no tuve ni tengo con quien compartirlos.
Me dijiste alguna vez de manera muy cierta que debíamos compartir lo que nos gusta y dejar a un lado aquello que individualmente no soportamos el uno del otro, que nos enfocáramos en lo que juntos podríamos hacer y trabajar en ello, no hay palabras mas ciertas ni pensamiento mas coherente en una relación, pero siento, no hemos empezado con ese lindo juego que propusiste jugar, seguimos intentando convencernos de que lo que hacíamos de solteros es mejor…. Y ahora aprendimos algo que después de un tiempo es nuevo y que cambia perspectivas, tienes la espontaneidad de una joven de 27 años y yo la rutina acostumbrada de un adulto en sus 38. Mis limites son tus alcances y tus virtudes mis retos, que terrible error intencionado hemos detectado…. No era la edad lo que habíamos puesto en duda, era el corazón, y una vez superada la prueba nos percatamos que mis años me invitan a descansar y los tuyos a caminar y correr con emoción.
Esto que digo tiene precisamente ese ingrediente delicado del que no hay que echar mucho a la comida porque se malpasa, es mi forma de ser, de sentir, es mis modos, mis maneras de demostrarte amor, verdad, honestidad. Silvia, es que no estoy confundido, no hay individuo que mejor conozca como a mi mismo y quisiera darte este saber para compartirlo, no quiero que me cambien, quiero compartirme respetándote.
Te seré sincero, pensé en un principio que tus caprichos eran confusiones tuyas de lo que un hombre haría por una mujer, hoy no me queda duda que tus necesidades no son caprichos confundidos, son necesidades mismas de una mujer, de una mujer esperando un hijo y un amor incondicional, una pareja que se comporte como padre, como esposo y miembro de una familia llena de valores y morales correctas y envidiadas, trabajaré en eso, yo también lo necesito porqué también estoy esperando a tu hijo.
Creo que desde la primera vez que nos besamos no dormimos y de igual forma aparecieron sueños, la realidad los rompió, los quebró, mando a dormir tu vida en ese momento y la mia la dejó en pausa eterna, para siempre pues.
La realidad nos hizo fríos, desacertados, desconfiados, con mas dudas cada vez, ¿porqué estas conmigo? , ¿porqué me escogiste? , ¿porqué me dijiste? . Nuestro hijo fue engendrado en medio de descorazonadas y palpitaciones, pero no fue jamás puesto en tu vientre sin responsabilidad y sin amor, y eso es lo que batallamos en comprender los dos, el momento de tener un hijo sería la felicidad mas grande en mi porque sería contigo, y un hijo sería también la felicidad mas grande para ti porque seria conmigo, de no ocurrir dichos sentimientos estaremos eternamente perdiendo el tiempo y desearemos acabar con estas dudas en un próximo viernes.
Silvia, el tiempo corta esta carta, quisiera extenderme, que no quedaran dudas, que al dejar de leer un perfume suave se derrita en tus sentidos y te dejara completamente enamorada de mi, pero no es la intención, la intención es enamorarnos los dos con ese mismo perfume que seguramente ya va disipando ese vientre abultado que bendices debajo ese vestido perfecto que eres tu.
Te quiero ¡ te necesito ¡ te pretendo…..
Atentamente:
Un Escritor sin tiempo y con mucho espacio que por cierto ha pensado que debería tener el doble de tiempo aunque sea en tu espacio.
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